Uno de los protagonistas clave en el mercado inmobiliario es la Sociedad de Inversión Inmobiliaria, una entidad cuyo papel es determinante tanto para el sector como para inversores y compradores de inmuebles.

¿En qué consiste una Sociedad de Inversión Inmobiliaria?

Una Sociedad de Inversión Inmobiliaria consiste en una entidad colectiva no financiera que se dedica a adquirir propiedades urbanas, para realizar operaciones de alquiler con ellas.

Sus funciones prácticas son varias:

  • Reunir capital de los inversores para crear, mantener y aumentar su cartera de inmuebles.
  • Hacer estudios de mercado inmobiliario para consolidar inversiones en inmuebles de interés.
  • Administrar, promocionar y comercializar su cartera para obtener rentabilidad.
  • Repartir los beneficios entre los inversores y plantear estrategias de crecimiento en su mercado.

Tipos de Sociedades de Inversión Inmobiliaria

Las Sociedades de Inversión Inmobiliaria pueden ser de dos tipos:

  1. Sociedades de Inversión Inmobiliaria Cotizadas (también llamadas SOCIMI): empresas que cotizan en Bolsa y que están especializadas en activos inmobiliarios. Esta tipología tiene que cumplir requisitos específicos como toda empresa que cotiza como, por ejemplo, distribuir como mínimo el 80% de sus beneficios anuales en forma de dividendos.
  2. Sociedades de Inversión Inmobiliaria no Cotizadas: entidades que invierten en activos inmobiliarios sin cotizar en Bolsa, por lo que sus operaciones son más para inversores privados y no tienen la obligación de cumplir requisitos de divulgación.

Es reseñable que la regulación de las SOCIMI en España se oficializó en 2009, debido al crecimiento exponencial que acumulaban los años anteriores. Desde entonces y hasta la actualidad, este tipo de sociedades ha mantenido un crecimiento más o menos estable, con un mayor impulso desde 2013.

Ventajas de las Sociedades de Inversión Inmobiliaria

Las Sociedades de Inversión Inmobiliaria son beneficiosas para la fluidez del mercado inmobiliario, pero también presentan ventajas a los potenciales inversores, precisamente por sus características como entidad de inversión:

  • Alta accesibilidad: tanto pequeños como grandes inversores pueden encontrar en una Sociedad de Inversión Inmobiliaria un gran atractivo para mover su capital.
  • Buena diversificación: la mayoría de SIIs invierten en activos inmobiliarios diversos con el fin de aumentar las posibilidades de rentabilidad y reducir los riesgos.
  • Liquidez: en el caso de las SOCIMI, dado que por la cotización en Bolsa permiten a inversores comprar y vender acciones con total facilidad.
  • Beneficios fiscales: las Sociedades de Inversión Inmobiliaria no pagan impuestos corporativos sobre la renta si cumplen ciertas condiciones.
  • Riesgo reducido: la inversión en activos inmobiliarios es de las más seguras que existe, con lo que a largo plazo suele ofrecer un buen rendimiento.
  • Escalabilidad: los inversores pueden modificar su inversión con mucha facilidad, sobre todo en el caso de las cotizadas.

Profesionalización en auge: cada vez hay perfiles profesionales más orientados a la gestión de Sociedades de Inversión Inmobiliaria, con especialización en software de valoración de inmuebles y Big Data inmobiliario, con el fin de encontrar las mejores opciones de inversión.

Cómo crear una Sociedad de Inversión Inmobiliaria

Crear una Sociedad de Inversión Inmobiliaria requiere cumplir con trámites administrativos y requisitos legales.

A grandes rasgos los pasos para crear una Sociedad de Inversión Inmobiliaria en España son los siguientes:

  1. Establecer el tipo de Sociedad de Inversión Inmobiliaria.
  2. Redactar Estatutos Sociales.
  3. Inscribir la sociedad en el Registro Mercantil.
  4. Obtener el NIF (tanto provisional como luego definitivo).
  5. Abrir una cuenta bancaria a nombre de la sociedad.
  6. Obtener la aportación de capital para constituir la sociedad.
  7. Asumir las obligaciones fiscales dependiendo del tipo de sociedad constituida.

Tras estos pasos, la Sociedad de Inversión Inmobiliaria ya puede comenzar a operar, para lo que debe tanto captar inversores como identificar posibles inversiones y ejecutarlas, con el fin de iniciar servicios de alquiler con los que obtener rentabilidad.

No existe un baremo estándar sobre qué rentabilidad es la mejor, pero por lo general se considera un buen porcentaje el que se encuentra entre el 4% y el 7%.